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¿JIGUE? ¿JIG? ¿JIUGA?

¿JIGUE? ¿JIG? ¿JIUGA?

No importa cómo elijas pronunciar o ni siquiera deletrear "Hygge". Parafraseando a uno de los más grandes filósofos de nuestro tiempo, Winnie the Pooh, cuando le preguntaron cómo se deletreaba cierta palabra referida a una emoción: "No se escribe, se siente".

Sin embargo, escribir y pronunciar "hygge" es la parte fácil. Lo complicado es explicar exactamente qué es. Al hygge se le ha llamado de todo, desde el arte de crear intimidad, confort del alma, y asuencia de molestias a el placer de la presencia de cosas reconfortantes, unión acogedora y, nuestra favorita, una taza de chocolate a la luz de las velas.

El hygge tiene que ver más con el ambiente y la experiencia que con las cosas. Consiste en estar con las personas que amamos. Una sensación de hogar.  Sentirnos seguros, protegidos del mundo, y permitirnos bajar la guardia. Ya sea teniendo una conversación sin fin sobre las pequeñas cosas de la vida - o solo estar agusto en compañia del otro en silencio - o sencillamente disfrutando una taza de té a solas.

Eso, es la felicidad en las pequeñas cosas.

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